miércoles, 27 de abril de 2016

Estrella Cervantes y sus planetas.

Estrella Cervantes.

“En el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, nada mejor que rendir un pequeño homenaje a tan ilustre escritor, desde cualquier rincón y desde cualquier disciplina”.

En los últimos treinta años, gracias a los avances tecnológicos, estamos cambiando nuestra visión del Universo con continuas confirmaciones de la  existencia de exoplanetas (que son aquellos que se encuentran fuera de nuestro Sistema Solar).

Estos exoplanetas también describen sus órbitas alrededor de estrellas, más o menos cercanas a nuestro Sol, que no es más que otra estrella.

Entre esos descubrimientos se encuentra la estrella HD 160691 o µ Ara y los cuatro planetas, conocidos hasta ahora, que la orbitan.

Esta estrella recibe el nombre de μ Ara por ser la duodécima estrella más brillante de la constelación del Altar, siguiendo la nomenclatura establecida por el astrónomo alemán Johann Bayer en su Uranometría de 1603, que fue uno de los primeros catálogos sistemáticos de la edad moderna.

Pero también se le conoce como  la estrella HD 160691 por tener el número 160691 en el catálogo de Henry Draper (un compendio de casi cuatrocientas mil estrellas, publicado a finales del segundo decenio del siglo XX).


Sin embargo, estos nombres no son fáciles de recordar para los que no somos expertos en la materia y, al igual que muchas estrellas y planetas han sido bautizados con nombres mitológicos, a ésta la recordaremos con el nombre de Estrella Cervantes.


Se trata de una estrella distante de nosotros unos 50 años-luz y que no es demasiado diferente de nuestro Sol, aunque se trata de una estrella algo más grande: un 10% más masiva que el Sol, casi el doble de luminosa (un 90% más) y 2,5 veces el volumen del Sol. Se estima que tiene una edad de 6.340 millones de años (nuestro Sol tiene unos 5000).

Los planetas que giran alrededor de esta estrella han recibido el nombre de los personajes más famosos de la principal obra de Cervantes.


Planeta Quijote.

El planeta Quijote gira alrededor de la estrella Cervantes, describiendo una órbita elíptica y tan excéntrica que plasma el carácter oscilante entre la razón y la sinrazón del hidalgo manchego.

Se anunció su descubrimiento en 2001 y, en principio, se le denominó planeta μ Ara b.

Es un planeta de gran tamaño (mayor que Júpiter) y el periodo de su órbita alrededor de Cervantes es de 637 días.


Planeta Dulcinea.

En el año 2004 se anunció el descubrimiento de este planeta, conocido inicialmente como planeta μ Ara c.

Situado a unos once millones de kilómetros de la estrella Cervantes, tarda en darle una vuelta 9,64 días.

Su masa es aproximadamente diez veces la de la Tierra, es algo mayor que Neptuno y está tan cerca de su estrella que su temperatura puede llegar a rondar los 2000 grados Kelvin.

Las observaciones todavía no han permitido saber si se trata de un gigante de hielo o de una supertierra (un planeta con corteza de silicatos a temperatura muy elevada y con muy poca atmósfera).

Su proximidad a Cervantes dificulta que Quijote pueda “verla”. Al igual que en la novela, Dulcinea es un imposible que Quijote apenas intuye.


Planeta Rocinante.

Fue descubierto en 2007 y nombrado en un principio como planeta μ Ara d.

Tarda 310 días en dar una vuelta completa a la estrella Cervantes, describiendo una órbita no muy excéntrica, similar a la de la Tierra en nuestro Sistema Solar y su masa es aproximadamente la mitad que la de Júpiter.

Las órbitas de Rocinante y Quijote sufren ciertas interacciones, lo que indica que en algún momento se pueda desestabilizar la de Rocinante, provocándose su destrucción.

Como todo buen rocín que se tercie, se mantiene cercano a su caballero andante, Quijote.


Planeta Sancho.

Fue intuido en observaciones de astrofísicos en el año 2002, pero su descubrimiento no se concretó hasta años más tarde. Al principio se le asignó el nombre de planeta μ Ara e.

Es el planeta más grande de los cuatro que orbitan a la estrella Cervantes y tarda más de once años en completar una vuelta alrededor de la estrella.

Con un caminar más pausado y una órbita con menor excentricidad,  recuerda el carácter sereno y realista del bueno de Sancho en la novela de Miguel de Cervantes.

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